Abrazando la diversidad

Abrazando la diversidad
El papel de los espacios públicos en un mundo en constante cambio

En un mundo marcado por un cambio constante, donde las líneas entre la migración y el arraigo se difuminan, y donde la intersección de identidades teje un complejo tapiz, nos encontramos en un tiempo de armonización y disonancia. Somos, como sugiere Amin Maalouf, todas las personas en cierto modo migrantes, navegando en un universo que guarda poco parecido con el lugar de nuestro nacimiento. Nuestras identidades, antes sólidas e inmutables, son ahora fluidas y evolucionan a lo largo de nuestras vidas.

Como afirmó de manera profunda Wilhelm Reich: «Piensas que los fines justifican los medios, aunque estos sean viles. Te engañas: el fin es la trayectoria con que lo alcanzas. Cada paso dado hoy es tu dicha del mañana. Ningún objetivo verdaderamente grande podrá ser alcanzado por medios viles – tienes la prueba de que así ha sucedido en todas las revoluciones sociales. La vileza o inhumanidad de una trayectoria dada te convierte en vil e inhumano, y el fin, se vuelve inalcanzable.» Las palabras de Reich subrayan la profunda conexión entre los medios y los fines en el viaje de la identidad. Es un recordatorio de que el camino que elegimos importa tanto como el destino.

El concepto de identidad, profundamente entrelazado con la idea de la migración, se encuentra en un estado de constante fluidez. Somos moldeadas no solo por nuestras raíces, sino por los entornos en los que nos encontramos. La identidad es una construcción que se adapta continuamente a medida que enfrentamos nuevas culturas, idiomas y ideas. Como señala Maalouf, «ser migrante ya no se limita a quienes han sido obligados a dejar sus tierras natales; ahora abarca una definición más amplia. Todos debemos aprender nuevos idiomas, adaptarnos a diferentes formas de hablar e interiorizar códigos ajenos a nuestras identidades originales.»

Este proceso de evolución de la identidad a menudo nos deja sintiéndonos divididos, atrapados entre la tierra que dejamos y la que abrazamos. Abrazar una nueva cultura no es un acto de traición, sino una negociación compleja que implica navegar por una gama de emociones. La nueva cultura puede ser una de rechazo, una respuesta a la represión, la inseguridad o la falta de oportunidades. Sin embargo, el acto de dejar atrás una parte de nuestra identidad, incluso cuando se encuentra en circunstancias difíciles, conlleva un sentimiento de culpa y tristeza.

Sin embargo, la esencia de una sociedad armoniosa radica en la aceptación de todas las identidades. Como Maya Angelou lo expresa con elocuencia: «Todas las personas deberíamos saber que la diversidad crea un rico tapiz, y debemos entender que todos los hilos del tapiz tienen igual valor, independientemente de su color.» La diversidad no se limita solo a cuestiones étnicas o raciales, sino que también abarca género, religión, idioma, orientación sexual y más.

Los espacios públicos, esos ámbitos compartidos donde las comunidades se intersecan y coexisten, desempeñan un papel fundamental en fomentar la diversidad y promover el antirracismo. Estos espacios sirven como terreno común donde individuos de diferentes procedencias, culturas e identidades se reúnen. En los espacios públicos, las líneas que nos separan según la etnia, la raza u otras características comienzan a difuminarse, ya que la experiencia compartida de la coexistencia toma prioridad.

Jane Jacobs, en su obra atemporal «La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas», enfatiza la importancia de las áreas urbanas bien diseñadas. Las ciudades tienen el potencial de proporcionar algo para todos, pero solo cuando se crean de manera colaborativa. Una ciudad armónica se caracteriza por la existencia de líneas claras entre espacios públicos y privados, con edificios orientados hacia las calles y aceras en constante actividad. Esta inclusión es la clave para hacer que las ciudades sean vivas y habitables.

Los espacios públicos, ya sean plazas de ciudad muy concurridas, parques serenos o barrios vibrantes, ofrecen una oportunidad para que los individuos interactúen entre ellos. Esta interacción, a menudo espontánea y no escenificada, permite a las personas presenciar la diversidad de los alrededores, desmontando estereotipos y prejuicios. El simple hecho de compartir un espacio público fomenta un sentimiento de interconexión, promueve la empatía, la comprensión y la apreciación de las diferentes culturas e identidades.

Además, estos espacios proporcionan una plataforma para la expresión de identidades diversas. Eventos culturales, festivales y encuentros en espacios públicos celebran un rico tapiz de tradiciones, lenguas y costumbres. Se convierten en un testimonio de la belleza de la diversidad, mostrando el valor de las diferentes perspectivas y experiencias.

En nuestra búsqueda para honrar la diversidad y promover el antirracismo, los espacios públicos ofrecen un área crítica de cambio. Angela Y. Davis nos recuerda que en una sociedad racista, no es suficiente con no ser racista; debemos ser activamente antirracistas. Esto significa desafiar los prejuicios sistémicos y trabajar hacia una sociedad más inclusiva. En este proceso, lo personal se vuelve político a medida que enfrentamos las ideologías que subyacen al racismo y la represión. El propio diseño y uso de los espacios públicos pueden bien perpetuar las desigualdades raciales o bien desafiarlas.

Mediante la creación de espacios públicos inclusivos y accesibles, enviamos un mensaje poderoso de que todas las personas, independientemente de su etnia o raza, tienen derecho a existir, interactuar y prosperar en nuestras comunidades. Cuando los espacios públicos están diseñados para acomodar una variedad de expresiones culturales, contribuyen a desmantelar los prejuicios sistémicos y fomentar un entorno de aceptación y igualdad.

«La Gran Bienvenida», una adaptación de las palabras de Kate Morales, epitomiza la esencia de los espacios públicos al dar la bienvenida a personas de todos los orígenes. Reconoce su cultura, etnia, religión y género, enfatizando que todos son bienvenidos y que sus identidades únicas son celebradas.

La idea de la herencia de Amin Maalouf destaca el papel de la cultura en la construcción de un sentimiento de pertenencia. Las personas llevan su herencia consigo, ya sea en forma de nombres, lenguas, rituales o recuerdos. Estos emblemas portátiles del pasado dan continuidad a los nuevos hogares y sirven como conexión con las raíces de cada uno.

La identidad, profundamente arraigada en la memoria cultural, se mantiene a través de imágenes colectivas, rituales, monumentos y comunicación institucional. El concepto de Maurice Halbwachs sobre los puntos fijos y las figuras de la memoria subraya la importancia de la objetivación cultural en la preservación y estabilización de la memoria cultural.

En un mundo que cambia rápidamente, nuestras identidades y los espacios que habitamos deben reflejar la riqueza de la diversidad humana. Los espacios públicos representan la materialización física de nuestro compromiso con la diversidad, donde todas las personas pueden abrazar su identidad y encontrar su lugar en un mundo que valora y celebra el espectro completo de las experiencias humanas. Como sabiamente señaló Maya Angelou, «Si intentamos entendernos, quizás incluso lleguemos a ser amigos». Es esta comprensión y aceptación, fomentada por los espacios públicos, la que nos llevará hacia un futuro más armonioso e inclusivo.


* Referencias

  • Angelou, Maya. «Wouldn’t Take Nothing for My Journey Now.» Bantam, 1993
  • Jacobs, Jane. «The Death and Life of Great American Cities.» Vintage, 1992.
  • Davis, Angela Y. «Freedom is a Constant Struggle.» Haymarket Books, 2016.
  • Maalouf, Amin. «In the Name of Identity: Violence and the Need to Belong.» Penguin, 2001.
  • Morales, Kate. «The Big Welcome,» adapted from Mycelium School (2013-2016), in «Slow Spatial Reader: Chronicles of Radical Affection,» edited by Carolyn F. Strauss, Valiz, 2021.
  • Lowenthal, David. «The Past is a Foreign Country.» Cambridge University Press, 1985.
  • Halbwachs, Maurice. «On Collective Memory.» University of Chicago Press, 1992.
  • Wilhelm Reich, “Listen, Little Man!”, The Noonday Press, 1948


Foto: Konstantina Chrysostomou, 2016

Palabras de:

Konstantina Chrysostomou

Fecha de publicación:

13/10/2023

Escrito originalmente en:

inglés

Tags:

Vida cotidiana / Espacio público

1 perro, 18 personas, 26 árboles, 1 fuente de agua y 7 papeleras


1 perro, 18 personas, 26 árboles, 1 fuente de agua y 7 papeleras

Actualmente, en la ciudad de Barcelona hay un total de 180.000 perros registrados con microchip, más que la población de los niños y las niñas menores de 12 años. Esto se traduce en que el 25% de la población de la ciudad convive con un perro. Increíble, ¿no?

Estudios muestran que las personas adultas menores de 40 años, los Millennials, recientemente han superado a los Boomers en la adopción de perros. En los Estados Unidos, se estima que más de la mitad de los Millennials conviven con un perro. La tasa de convivencia con animales de compañía es aún mayor entre las personas con estudios universitarios y ingresos estables, las mismas personas que tienen más probabilidades de retrasar el matrimonio, la posibilidad de tener un hijo y la propiedad de una casa más allá de los plazos establecidos por generaciones anteriores. Pero no solo eso. Los perros pueden ser muchas más cosas: una manera de arraigarse en un nuevo lugar, un compañero de piso para las personas que viven solas, y pueden desempeñar un papel importante al ayudar la salud mental de las personas.

Cuidar al perro es una de esas experiencias que te cambian la vida. O al menos, te hacen ver y vivir situaciones que nunca habrías experimentado. Personalmente, ha aumentado mi conciencia del micro paisaje de mi barrio y de cómo los perros interactúan con el espacio público, y cómo yo, como acompañante de un perro, interactúo con el espacio público.

Un día normal con mi perro sería:

  • 8:25 Preparar a Rock para pasear.
  • 8:28 Conversar con los vecinos y las vecinas en el ascensor sobre lo contento que está Rock por salir.
  • 8:30 Ya estamos paseando con Rock, oliendo todos los árboles que hay en nuestro recorrido (26 árboles, 1 fuente de agua, 7 papeleras).
  • 8:50 Comprar el pan del horno. Hablar con otros vecinos y vecinas con perros.
  • 8:55 De regreso a casa, parar para que los niños y las niñas que esperan para entrar a la escuela saluden a Rock.
  • 9:00 Entrar a casa.
  • 18:55 Preparar a Rock para pasear.
  • 19:00 Pasear con Rock por Montjuïc y hablar con otros vecinos y vecinas con perros (93 árboles, 4 fuentes de agua, 41 papeleras, 1 zona de uso compartido, 1 espacio de agua).
  • 20:00 Regresar a casa. Hablar con vecinos y vecinas que regresan del trabajo y saludan a Rock.

La interacción y la conexión con mis vecinos y vecinas y el entorno donde me encuentro se entiende de una manera diferente. Ya no se trata solo de que el paisaje sea bonito y agradable, y de que haya espacios para sentarse, sino también de que haya áreas verdes, contenedores de basura y fuentes de agua. Y dado que camino por la tarde, es importante que el espacio esté bien iluminado y que me sienta segura. Es otra forma de percibir el espacio urbano y el papel de un perro en este ecosistema.

A continuación, explicaré las 4 grandes cosas que mi perro me ha enseñado sobre mi barrio y sus personas:

 

El perro como triangulador

Aunque el tema del perro puede ser bastante controvertido entre las personas que se sienten cómodas con ellos y aquellas que no, cada vez veo que el perro es un gran triangulador en el espacio público.

Pero, antes que nada, ¿qué significa triangulación?

La triangulación se define como «aquella característica de un espacio público que puede reunir a personas desconocidas. Normalmente, es un estímulo externo de algún tipo».

Una parada de autobús puede ser un elemento de triangulación. Una persona que toca música en la calle también lo es. Es cualquier elemento que hace que dos personas desconocidas se detengan por un segundo y hablen. Dicho esto, el perro es un gran triangulador.

Paseándolo, he conocido e interactuado con más vecinos y vecinas de mi barrio en los últimos 5 años que llevo viviendo aquí. El perro hace que las personas bajen el ritmo y las defensas, saluden, hablen, sonrían. La última vez que me había ocurrido esto de manera «no forzada», es decir, de manera natural, fue cuando había comprado un ramo de flores. Así como el ramo de flores hacía que mis vecinos y vecinas hablaran conmigo para comentar el ramo, sonreír o saludar, lo mismo ocurre ahora con el perro.

 

Las áreas de esparcimiento para perros como espacios de socialización

Cuando paseas a un perro, entras directamente en un club informal de «personas que cuidan de un perro». Si no tienes un perro, no es tan fácil unirte a este grupo, ya que el protocolo se limita a hablar sobre tu perro, los demás perros y el tiempo.

Entonces, las áreas de esparcimiento son el lugar donde estas personas desconocidas se encuentran y hablan. Las personas cuidadoras de perros necesitan este espacio. Un espacio seguro donde su perro pueda hacer ejercicio de manera regular y segura, ya que a los perros les gusta caminar, correr y socializar con otros perros. Es una parte vital para un perro que vive en un piso de Barcelona.

Lo que muchas asociaciones que trabajan para mejorar la calidad de vida de los perros, de sus responsables y del resto de ciudadanos, especialmente en el entorno urbano, piden es repensar el modelo de las áreas de esparcimiento y avanzar hacia un modelo menos segregado, teniendo en cuenta que las familias de los perros pueden tener, por ejemplo, niños y niñas que quieran jugar al mismo tiempo. Por este motivo, es necesario dirigirse hacia un modelo que acoja a los diversos colectivos en espacios de uso compartido, que se adapten a las necesidades de la vida cotidiana de cada familia.

Pero no solo eso. En este espacio, no todos los perros se sienten cómodos. Hablando con una educadora canina, nos ha comentado que las áreas de esparcimiento son adecuadas para perros de hasta 4-5 años y suelen concentrar un alto número de perros. Los perros de mayor edad se angustian, como nos angustiaríamos nosotros si nos enviaran a relajarnos dentro de una piscina de bolas en un parque infantil. Entonces, ¿a dónde van todos estos perros a los que no les gustan las áreas de esparcimiento?

Los recorridos de los perros

Cada barrio tiene una red invisible e informal de recorridos destinados a pasear al perro, que ayudan a las personas a salir de casa y hacer ejercicio diario, fomentando su salud mental y física. Los recorridos suelen ser circulares, a una distancia de 20 minutos de casa, y se eligen por sus características. Un buen recorrido es agradable e incluye una fuente de agua, muchas papeleras, espacios permeables y/o áreas verdes, buena iluminación durante la noche, aceras anchas, buena visibilidad y comercios locales «amigos de los perros». Los recorridos caninos pueden variar entre invierno y verano, ya que durante el verano se busca el sol, y durante el invierno la sombra. Los recorridos caninos se integran completamente en el modelo de la ciudad de los 15 minutos, añadiendo la capa de realizar las tareas diarias acompañado de un perro.

El modelo de ciudad de los 15 minutos tiene como objetivo crear ciudades más habitables, sostenibles y resilientes, asegurando que las personas tengan acceso a servicios y comodidades esenciales a una distancia de 15 minutos a pie o en bicicleta desde sus hogares. Los perros pueden desempeñar un papel vital en apoyar este modelo, ya que animan a las personas a caminar más y pasar más tiempo al aire libre, fomentando un estilo de vida más saludable y activo.

Las personas que acompañan a los perros suelen pasear a sus animales varias veces al día, brindándoles la oportunidad de explorar sus vecindarios locales, interactuar con otras personas y perros, y descubrir nuevos parques y espacios verdes. Como resultado, los perros pueden ayudar a las personas a descubrir y conectarse con sus comunidades, lo que puede fomentar un sentido de pertenencia y mejorar la cohesión social. Además, los perros pueden ayudar a aumentar la visibilidad y el uso de espacios públicos dentro del modelo de ciudad de los 15 minutos, como parques y cafeterías amigables con los perros. 

Los perros también pueden ser una herramienta para promover el transporte sostenible, como caminar y andar en bicicleta, lo cual puede ayudar a reducir la congestión del tráfico, la contaminación atmosférica y las emisiones de carbono. Esto puede contribuir a una ciudad más sostenible y resiliente que esté mejor equipada para enfrentar los desafíos del cambio climático.

En general, los perros pueden desempeñar un papel crucial en apoyar el modelo de ciudad de los 15 minutos, fomentando estilos de vida activos, fortaleciendo las conexiones sociales, aumentando el uso de espacios públicos y promoviendo el transporte sostenible, a través de los recorridos caninos.

Pero ¿cómo deben ser estos espacios para que sean de calidad y mejoren la convivencia?

El diseño, el mantenimiento y la implicación de la comunidad local

Los recorridos caninos, las áreas de esparcimiento y las zonas de uso compartido (ZUC) deben cumplir con ciertos criterios básicos.

En cuanto a los recorridos diarios de los perros, deben ser seguros, accesibles, con muchos árboles y superficies permeables, y contar con servicios públicos para garantizar el bienestar de los perros, de las personas que los pasean y de la comunidad en general. En cuanto a los criterios de diseño de los recorridos diarios, deben incluir:

  • Alcorques y/o superficies permeables (y no de caucho)
  • Fuentes de agua accesibles a todas las alturas de los perros
  • Papeleras y dispensadores de bolsas
  • Buena iluminación durante la noche
  • Aceras amplias para poder caminar con el perro y detenerse a socializar
  • Circulación de vehículos a velocidad mínima
  • Buena visibilidad
  • Fachadas en la planta baja con vida y comercios «dog-friendly» como la panadería, la frutería, etc.

Palabras de:

Konstantina Chrysostomou

Fecha de publicación:

19/05/2023

Escrito originalmente en:

catalán

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Vida cotidiana / Espacio público

En cuanto a las áreas de esparcimiento y las zonas de uso compartido (ZUC), la ubicación es muy importante, teniendo en cuenta la accesibilidad y el paisaje natural. El espacio no tiene que ser un rectángulo perfecto. El diseño del parque puede ser una excelente oportunidad para involucrar a los usuarios y a la comunidad local desde el principio, reflexionando sobre la transformación de una zona previamente infrautilizada o abandonada en un espacio maravilloso para la socialización y el juego.

Un proceso de diseño como este puede prever futuros problemas de convivencia, invitando a la comunidad local y a la administración a reflexionar sobre la gestión y el mantenimiento del espacio y de los recorridos que llevan a esta zona.

En cuanto al espacio destinado a los perros, debe tener:

  • Buen drenaje para evitar situaciones de barro.
  • Fuente de agua para mantener a los perros frescos.
  • Sombra para crear un espacio agradable para las personas y evitar el sobrecalentamiento durante el verano.
  • Acceso para personas con movilidad no normativa.
  • Cercado alto alrededor para que los perros no salten por encima.
  • Bancos alrededor de los árboles para que las personas puedan quedarse más tiempo y relajarse. Los bancos deben estar lejos de las entradas y salidas para que los perros no se concentren en ese lugar e intimiden a otros perros que quieran entrar.
  • Señalización de las reglas de uso del espacio en la entrada y salida.
  • Entrada de doble cierre para tener espacio para desatar al perro antes de que entre al espacio. Las puertas deben seguir los criterios de accesibilidad para personas con movilidad no normativa.
  • Estaciones de residuos y basura ubicadas en diferentes lugares del espacio para mantenerlo limpio.
  • Iluminación para aumentar la percepción de seguridad y visibilidad en el espacio, lo que extiende las horas de uso, especialmente durante el otoño y el invierno.
  • Plantas seguras para los perros. Por ejemplo, los árboles son una parte esencial del diseño de los espacios para perros. Proporcionan sombra, que los perros y las personas necesitan para evitar el sobrecalentamiento. También es esencial elegir plantas seguras para los animales. La sago palm es la planta más común que es perjudicial para los perros. Los síntomas que los perros pueden experimentar al consumir sago palm pueden causar daño hepático e incluso la muerte. Los tulipanes, el aloe y las margaritas también se encuentran entre las plantas más perjudiciales para los perros.
  • Materiales de revestimiento que no sean césped natural, ya que, por un lado, no es una opción sostenible en una ciudad mediterránea y, por otro lado, puede convertirse en un espacio húmedo y embarrado cuando llueve.
  • Zona de amortiguación entre los espacios destinados a los perros y los edificios cercanos para reducir el impacto del ruido.

En cuanto al mobiliario, es importante observar el comportamiento de los perros al aire libre e intentar incorporar elementos que les ayuden a socializar y hacer ejercicio. Por ejemplo:

  • Saltos de diferentes tamaños para ayudar a la fuerza y coordinación de los perros.
  • Plataformas a diferentes alturas para fomentar la coordinación y concentración.
  • Túneles para familiarizarlos con la navegación.
  • Puentes para ayudarles a desarrollar control, paciencia y concentración.

En cuanto a los criterios de mantenimiento, debemos tener en cuenta que si bien los perros pueden ser desordenados, no son el único factor que puede degradar un espacio. La exposición durante todo el año a elementos como la lluvia, el sol y el vandalismo puede dañar el espacio y el mobiliario. Por esta razón, es importante que los materiales y el mobiliario sean duraderos en exteriores para que la comunidad pueda disfrutarlos durante muchos años.

El ayuntamiento puede hacerse responsable del mantenimiento anual del espacio. Pero también es una buena oportunidad para que la comunidad local realice acciones de limpieza durante el año, para promover la pedagogía cívica y fomentar el sentido de propiedad del espacio. En este espacio se pueden realizar actividades grupales como tertulias, talleres, cursos, seminarios y paseos en grupo para facilitar la convivencia y la concienciación ciudadana.

Por último, es importante que la comunidad local junto con el ayuntamiento redacten un reglamento participativo sobre el uso del espacio, con normas que se puedan aplicar tanto a los espacios destinados a los perros como a los recorridos cercanos.

 

El sentimiento de responsabilidad: cuidar a tu perro y cuidar a tu comunidad.

Para concluir, tener un perro en una ciudad puede aportar numerosos beneficios tanto para la familia del perro como para la comunidad en general. En primer lugar, los perros pueden ofrecer compañía, apoyo emocional y un sentido de responsabilidad a sus familias, lo cual puede tener un impacto positivo en su salud mental y bienestar general.

Además, pasear a un perro por un espacio público puede fomentar la actividad física y ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Los perros tienen una forma increíble de unir a las personas, ayudando a fomentar un sentido de comunidad entre aquellos que comparten el mismo vecindario.

En cuanto a la seguridad, teniendo en cuenta que los paseos con perros se realizan en horarios en los que la mayoría de las personas ya están en casa, puede servir como disuasión para la delincuencia y proporcionar una sensación de seguridad, especialmente en áreas que de otra manera podrían percibirse como peligrosas o inseguras.

Los perros también pueden actuar como embajadores de la responsabilidad en el cuidado de los animales de compañía, ya que su comportamiento y acciones pueden ayudar a promover actitudes positivas hacia los perros y sus familias. Esto puede llevar a una mayor conciencia y respeto por los perros en los espacios públicos, lo que en última instancia puede conducir a mejores relaciones entre los perros y la comunidad. En general, tener perros en espacios públicos puede aportar muchos beneficios a la comunidad y a las familias de perros, convirtiéndose en una adición positiva a la vida urbana.

 

* Referencias

Las fiestas en el espacio público

El alma de la ciudad
Las fiestas en el espacio público

«Una parte de lo que ha caracterizado la vida en las ciudades europeas ha tenido lugar en sus espacios públicos abiertos. El espacio público no ha sido el espacio negativo de las viviendas, sino el espacio positivo de la ciudad. El espacio público ha surgido, se ha creado para ser el lugar de la asamblea, el mercado, la fiesta, la justicia, el teatro, el trabajo, el juego, el encuentro, la conversación, la religión, el carnaval, la música…» – Jan Gehl

El espacio público, como señala Jan Gehl, ha sido el telón de fondo de una vida urbana rica y diversa a lo largo de los siglos. Ha sido un lugar donde la comunidad se reúne, celebra y se convierte en parte de la historia ciudadana. En esta oda al espacio público, exploraremos la importancia del uso de este espacio para las celebraciones y fiestas, con un enfoque particular en cómo estos eventos configuran el espacio público y lo transforman en una plataforma viva para la cultura, la diversidad y la identidad colectiva.

El espacio público es más que una infraestructura urbana; es un lugar donde la vida toma forma y se comparten experiencias. Las fiestas en el espacio público enriquecen la ciudad y dan vida al imaginario colectivo. Estas celebraciones no solo configuran el espacio físico, sino que también le otorgan un nuevo significado, aprovechando las oportunidades que este ofrece.

Los eventos realizados en el espacio público se convierten en verdaderas manifestaciones de reunión y comunidad. Allí, personas de todos los rincones de la ciudad se congregan, convirtiendo a desconocidos en amigos en este ambiente festivo y de celebración. Este encuentro promueve la cohesión comunitaria y fomenta la interacción social, ya que los participantes comparten un sentimiento de unión y pertenencia a un espacio común. Las fiestas en el espacio público no son eventos aislados, sino que se convierten en puntos de encuentro y conexión entre vecinos y visitantes, tejiendo una red comunitaria que une a personas de diferentes procedencias.

Además, estos eventos también actúan como vehículos de cultura y tradición. Muchas fiestas celebradas en el espacio público están intrínsecamente ligadas a la cultura y las tradiciones locales. Desde las actuaciones musicales hasta los trajes tradicionales y los rituales específicos, estas celebraciones ayudan a preservar y transmitir el rico patrimonio cultural de la comunidad. A través de la música, la danza, las representaciones y otros elementos culturales, se destaca la identidad y el arraigo de la comunidad en sus raíces culturales, permitiendo que estas tradiciones continúen vivas y prosperen a lo largo de las generaciones.

La diversidad y la inclusión también son valores fundamentales que se ponen de manifiesto en las fiestas en el espacio público. Estas celebraciones ofrecen una oportunidad para personas de todo tipo, independientemente de su origen étnico, religión, clase social u otras características, para celebrar juntas. El espacio público se convierte en un lugar donde las diferencias se diluyen y la gente se reúne para disfrutar de un ambiente de celebración sin prejuicios ni barreras. Esta dimensión de inclusión y diversidad fomenta una comprensión más profunda y respetuosa de las diferentes culturas y promueve la convivencia pacífica y la aceptación de la pluralidad en la sociedad.

 

Ejemplos de festividades en el espacio público

Carnaval en Brasil

El espacio público se vuelve crucial para las fiestas de Carnaval en Brasil, ya que es el escenario principal donde esta celebración cobra vida y trascendencia. El Carnaval es una manifestación cultural rica y arraigada en la historia del país, con raíces en la época colonial y la interacción entre las culturas indígena, africana y europea. En este sentido, el espacio público se convierte en el área de máxima expresión de esta diversidad cultural y religiosa.

La autora Emanuelle Kierulff explora cómo las diferentes escuelas de samba ocupan y definen los espacios públicos a través de sus desfiles y fiestas, configurando así el espacio urbano y territorial de los diferentes barrios. Los desfiles de las escuelas de samba se convierten en verdaderos espectáculos públicos que utilizan las principales vías de las ciudades, poniendo en valor y reivindicando estos espacios como lugares de manifestación cultural. Además, las fiestas de Carnaval en las plazas y calles son el escenario donde los habitantes de la ciudad pueden participar y experimentar esta expresión cultural como actores directos.

En este sentido, el espacio público no es solo un mero telón de fondo para las fiestas de Carnaval, sino que se convierte en un protagonista activo que configura la identidad cultural de las comunidades locales. Esta transformación del espacio público en un lugar de celebración, encuentro y manifestación cultural es fundamental para la continuidad y evolución de esta importante festividad brasileña, y destaca la importancia del espacio público como escenario y mediador cultural en las fiestas de todo el mundo.

 

Falles en Valencia

Las Fallas de Valencia son una celebración icónica y emblemática que pone de manifiesto la importancia del espacio público en la vida y la cultura de la ciudad. Esta festividad, con sus monumentos artísticos efímeros y espectáculos pirotécnicos, se despliega en todos los rincones de Valencia y convierte el espacio público en un escenario colectivo donde se produce la comunión cultural y social. Las calles, plazas y pequeñas plazas se convierten en los lugares de encuentro donde los valencianos y visitantes se reúnen para disfrutar de esta fiesta única.

La fiesta de las Fallas, que tiene raíces antiguas y profundas conexiones con la historia de Valencia, sirve como ejemplo paradigmático de cómo el espacio público se convierte en un escenario de expresión cultural y social. Es aquí donde se manifiestan el arte, la tradición y la creatividad, ya que los artistas locales y extranjeros trabajan para construir los majestuosos monumentos que, después de unos días, serán quemados en una ceremonia de fuego espectacular. El espacio público valenciano se llena de vida y eventos culturales durante esta festividad, y las Fallas no serían lo que son sin su relación intrínseca con las calles y plazas de la ciudad.

 

Patum en Berga, Cataluña

El espacio público desempeña un papel fundamental en la celebración de la Patum de Berga, una festividad tradicional y ancestral declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. La Plaza de San Pedro y otras calles y plazas de Berga se convierten en el escenario principal donde esta fiesta cobra vida. Como menciona Richard Sennett, el espacio público es el escenario de la fiesta, el lugar donde la comunidad se reúne para celebrar juntos sus raíces culturales. La disposición y configuración del espacio público de Berga permite que las diferentes «collas» o grupos que participan en la Patum interpreten sus actuaciones y bailes tradicionales con precisión y espectacularidad. El espacio público se convierte en el alma de la fiesta, donde la interacción social y la conexión con la cultura local son posibles. Esta celebración es un ejemplo vívido de cómo el espacio público puede ser una plataforma para la preservación y la transmisión de las tradiciones culturales, conectando a las personas con su historia y las raíces de su pasado.

 

Holi, India

El espacio público en la India tiene una importancia trascendental para la celebración del Holi, el festival de colores que es una de las fiestas más icónicas del país. El Holi es una conmemoración de la primavera y la victoria del bien sobre el mal. Las calles y plazas de ciudades y pueblos se convierten en el escenario principal de esta fiesta, donde la gente se reúne para arrojar polvos de colores vibrantes, bailar, cantar y compartir alegría.

El espacio público se convierte en un lugar de encuentro y un punto focal para la comunidad durante el Holi, donde las diferencias sociales y económicas se desvanecen y las personas de todas las procedencias pueden participar en la celebración. Este evento festivo fomenta la cohesión comunitaria y ofrece la oportunidad de promover la cultura y las tradiciones propias de la India, contribuyendo a su continuidad y enriquecimiento.

El uso del espacio público durante el Holi refleja el arraigo profundo de esta fiesta en la vida cotidiana de la gente en la India. Además, el espacio público se convierte en un testigo de la diversidad y la inclusión que caracterizan esta celebración, ya que personas de diferentes procedencias se reúnen para disfrutar de una fiesta que celebra la vida, la fertilidad y la unidad. Es en el espacio público de la India donde el Holi cobra toda su plenitud y se convierte en una manifestación viva de la cultura y la identidad de este país.

 

Las cualidades del espacio público

Por lo tanto, un buen espacio público para albergar festividades o celebraciones en todo el mundo debe cumplir con varios requisitos importantes. A continuación, menciono los elementos clave necesarios:

  • Amplitud y Accesibilidad: El espacio debe ser amplio para acomodar las festividades y debe ser accesible para las personas con movilidad reducida, disponiendo de vías de acceso y salida claras para situaciones de emergencia.
  • Plataformas o Escenarios: A menudo, se necesitan plataformas o escenarios temporales para que los participantes puedan realizar sus actuaciones.
  • Iluminación Adecuada: Si el evento tiene lugar de noche, es esencial que el espacio cuente con una iluminación adecuada para garantizar la seguridad y la visibilidad.
  • Puntos de Información y Ayuda: Establecer puntos de información y ayuda con personal cualificado y orientado a atender situaciones de emergencia o a personas que puedan sentirse inseguras. Estos puntos pueden proporcionar información sobre cómo navegar de manera segura por el evento y servir como lugar de recopilación de informes de incidentes.
  • Áreas para los Espectadores: Es necesario que el espacio público disponga de áreas habilitadas para que los espectadores puedan observar las actuaciones de manera segura, sin interferir con los participantes.
  • Servicios Básicos: Deben existir servicios básicos como baños públicos, puntos de agua y servicios de emergencia (como personal médico y de seguridad) disponibles para todos los participantes.
  • Diseño Seguro: El espacio debe estar diseñado para garantizar la seguridad de los participantes y espectadores. Esto puede incluir barreras de seguridad, señalización y accesos controlados.
  • Limpieza y Recogida de Residuos: Las autoridades deben coordinar servicios de limpieza y recogida de residuos para garantizar que el espacio público se mantenga limpio y seguro durante y después del evento.
  • Accesibilidad al Transporte Público: Un buen espacio público debe ser fácilmente accesible mediante transporte público para fomentar la participación de personas de fuera de la zona.

Las fiestas en el espacio público son testimonios vivos de la cultura, la tradición y la diversidad. Estos eventos no solo configuran el espacio físico, sino que lo convierten en una plataforma para la cohesión comunitaria y la inclusión. Celebraciones como el Carnaval de Río, las Fallas de Valencia, la Patum de Berga y el Holi en la India demuestran cómo el espacio público puede ser un lugar de encuentro y celebración donde se celebra la diversidad. Estas fiestas hacen que el espacio público sea vivo, cambiante y esencial para la vida ciudadana, y recuerdan a todos que las calles no son solo para la circulación, sino para la comunidad y la cultura.

 

* Referencias 

  • Ferri, L. (2007). Las Fallas de Valencia. Un análisis desde la perspectiva urbana. Cuadernos de estudios urbanos y regionales, 8(19), 97-118.
  • Porcar, A. M. (2014). Las Fallas de Valencia y el patrimonio cultural. Apuntes desde la antropología urbana. Revista d’etnologia de Catalunya, (39), 26-35.
  • Richard Sennett, «The Uses of Disorder: Personal Identity and City Life.»
  • Patum de Berga, «Declaració de la Patum com a Patrimoni Cultural Immaterial de la Humanitat per la UNESCO.»

Foto: Konstantina Chrysostomou, 2017

Palabras de:

Konstantina Chrysostomou

Fecha de publicación:

13/10/2023

Escrito originalmente en:

catalán

Tags:

Vida cotidiana / Espacio público

Proteger la Democracia a través de la Democracia Participativa y los Movimientos Sociales

Proteger la Democracia a través de la Democracia Participativa y los Movimientos Sociales

La democracia a menudo se reduce al acto de votar: elegir representantes que hablen en nombre de la ciudadanía y esperar hasta el siguiente ciclo electoral para volver a hacer oír nuestras voces. Sin embargo, la democracia en su forma más auténtica debe ir mucho más allá de las urnas. Requiere la participación activa de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones y debe estar arraigada en las experiencias y luchas cotidianas de las personas. Los movimientos sociales, en particular, han jugado históricamente un papel vital en la expansión del proceso democrático y en asegurar que este siga vivo, dinámico e inclusivo.

Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a la Bienal de Pensamiento en Barcelona, donde escuché debates muy interesantes sobre la importancia de proteger la democracia y el papel que la democracia participativa juega en este esfuerzo. Ponentes como Donatella Della Porta, Amador Fernández-Savater y Claudia Delso Carreira ofrecieron valiosas reflexiones sobre cómo podemos fortalecer los procesos democráticos fomentando una mayor implicación ciudadana y la acción colectiva. Sus reflexiones reforzaron la idea de que la democracia participativa no es solo un concepto teórico, sino una necesidad práctica frente a las crecientes amenazas a los sistemas democráticos en todo el mundo.

 

Los límites de la Democracia Representativa

La democracia representativa, aunque es un pilar esencial de la gobernanza moderna, a menudo es insuficiente para abordar las complejidades y desigualdades que existen dentro de la sociedad. Las elecciones pueden desconectarse fácilmente de las realidades de los grupos marginados—ya sea por razones de género, clase, raza u orientación sexual. Los movimientos sociales, por otro lado, llevan estas voces marginadas al centro de la atención. Como señaló una persona ponente, «Existen muchas dinámicas de poder que humillan ciertos cuerpos», destacando cómo la opresión sistémica se dirige a grupos particulares. Las estructuras democráticas tradicionales pueden pasar por alto estos problemas, pero los movimientos sociales crean espacios donde quienes han sido silenciados pueden ser escuchados.

La democracia participativa ofrece un marco para transformar estas frustraciones en acción. No se trata solo de votar cada pocos años, sino de involucrarse directamente con los temas que más importan a las personas. Se trata de diálogo, resolución colectiva de problemas y la formación de alianzas entre sectores diversos de la sociedad. Este proceso de «inventar una identidad y formar alianzas con personas diferentes a ti» refleja un compromiso democrático más profundo, uno que permite el desarrollo de una sociedad más inclusiva.

 

El papel de los movimientos sociales en la expansión de la democracia

Los movimientos sociales siempre han estado en el corazón de la transformación democrática. Desde los derechos laborales hasta el sufragio femenino, desde los derechos civiles hasta la justicia ambiental, los movimientos nacen de la necesidad de abordar las injusticias e impulsar el cambio. Estos movimientos hacen más que exigir reformas; desafían las estructuras mismas que perpetúan la desigualdad y ofrecen visiones alternativas de gobernanza y comunidad.

En los últimos años, movimientos como el Sindicato de Inquilinas y otras iniciativas de base en todo el mundo han demostrado el poder de la acción colectiva. Un ejemplo significativo proviene de Bolivia, donde un museo impulsado por la comunidad desafía las narrativas coloniales al involucrar a las comunidades indígenas como coautoras de las exhibiciones del museo. Este enfoque participativo rompe las dinámicas de poder tradicionales y transforma la forma en que se produce y comparte el conocimiento. Como observó una persona ponente, «Debemos aprender a escuchar con respeto, observar y cambiar las prácticas establecidas que perpetúan la dominación.»

Al ir más allá de los límites establecidos por la democracia representativa, los movimientos sociales nos recuerdan que la democracia no es estática. Debe ser trabajada y protegida constantemente. Estos movimientos tienen el potencial de reconfigurar los espacios públicos, crear instituciones más equitativas e involucrar a la ciudadanía de maneras significativas. Actúan como incubadoras vitales para la innovación democrática y someten al poder a control cuando las estructuras políticas tradicionales fallan.

 

La Democracia Participativa como Antídoto frente al Sistema Impulsado por el Mercado

Uno de los principales desafíos que enfrenta la democracia hoy en día es la creciente influencia de las fuerzas neoliberales de mercado que priorizan el beneficio sobre las personas. El dominio del sistema de mercado se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida, incluidas las instituciones democráticas, convirtiendo a la ciudadanía en consumidora en lugar de participantes activas. En respuesta, los movimientos sociales y la democracia participativa ofrecen una vía para recuperar el espacio público del control de la lógica de mercado.

Como señaló otra persona comentarista, vivimos en un momento en que «la vida de mercado fomenta el comportamiento egoísta», pero nuestra misma naturaleza como seres humanos se basa en la cooperación. La democracia participativa, cuando se practica plenamente, reúne a las personas en un espacio compartido donde la cooperación, y no la competencia, se convierte en el principio rector.

En este sentido, la democracia no es solo una herramienta de gobernanza, sino un espacio para construir comunidad y solidaridad. Proporciona una alternativa a la noción neoliberal de individualismo, poniendo el acento en el bienestar colectivo. La idea de que «nuestras células están diseñadas para cooperar» desafía la creencia de que la democracia debe estructurarse en torno a la competencia y las luchas por el poder. La democracia participativa exige inclusividad, deliberación y responsabilidad compartida por el bien común.

 

Proteger la Democracia ante las Políticas Reactivas

El aumento de los movimientos de extrema derecha y de líderes populistas en todo el mundo representa una amenaza significativa para la democracia. Estas fuerzas reactivas a menudo apelan a los miedos de las personas, manipulándolas con desinformación y xenofobia. Sin embargo, los movimientos sociales pueden actuar como una fuerza contraria al promover un diálogo informado y empático. El crecimiento de movimientos que desafían el dominio corporativo en la educación, la salud y la vivienda demuestra que la ciudadanía no está dispuesta a aceptar pasivamente estas amenazas a su bienestar.

Pero para que estos movimientos sean efectivos, deben ir más allá de la mera crítica al sistema. La crítica es importante, pero como señala una persona académica, «La crítica es una manera de no querer que nada cambie.» En lugar de limitarse a señalar lo que no funciona, los movimientos deben centrarse en construir algo mejor, creando espacios donde las personas puedan imaginar y construir nuevos futuros.

Es crucial que los movimientos sociales continúen ampliando el significado de la democracia más allá de sus limitaciones institucionales. La democracia no debe limitarse a votar cada pocos años o a las decisiones de unas pocas personas electas. La verdadera democracia requiere un compromiso continuo y la protección de espacios donde la ciudadanía pueda colaborar, desafiar el poder y trabajar por el bien común.

 

El Futuro de la Democracia: Construir un Proyecto Colectivo

Los desafíos que enfrenta la democracia hoy en día son inmensos, pero también lo son las oportunidades. A medida que los movimientos sociales de todo el mundo continúan movilizándose, están demostrando que la democracia puede ser más que un conjunto de procedimientos o instituciones, puede ser un proceso vibrante y participativo arraigado en la vida cotidiana de la ciudadanía.

Aprovechando las lecciones de los movimientos pasados y presentes, debemos seguir ampliando el alcance de la democracia, asegurándonos de que se vuelva más inclusiva, equitativa y receptiva a las necesidades de todas las personas. Como dijo una persona ponente, «La transformación no es solo sobre el contenido, sino sobre las maneras de hacer las cosas.» Debemos repensar cómo practicamos la democracia, y esto comienza por adoptar métodos participativos que empoderen a la ciudadanía para asumir un papel activo en la configuración del mundo que les rodea.

En conclusión, proteger la democracia requiere mucho más que salvaguardar elecciones o instituciones políticas, exige fomentar una cultura de participación, donde voces diversas puedan reunirse, compartir sus historias y construir nuevas formas de solidaridad. Los movimientos sociales seguirán siendo el motor de esta transformación, y a través de ellos, podemos construir una democracia que realmente funcione para todas las personas.

Citas:

  • «La cooperación no es solo una herramienta de resistencia, sino una parte fundamental de nuestra naturaleza humana; así es como hemos superado la adversidad a lo largo del tiempo.»
  • «La transformación no es solo sobre el contenido, sino sobre las maneras de hacer las cosas.»
  • «Debemos aprender a escuchar con respeto, observar y cambiar las prácticas establecidas que perpetúan la dominación.»
  • «La crítica es una manera de no querer que nada cambie. El verdadero desafío es construir espacios donde podamos imaginar y crear futuros mejores.»
  • «La vida de mercado fomenta el egoísmo, pero nuestra naturaleza humana está diseñada para la cooperación.»

En un mundo donde la democracia enfrenta amenazas constantes, los movimientos sociales y la democracia participativa siguen siendo vitales para mantenerla viva y significativa.

Palabras de:

Konstantina Chrysostomou

Fecha de publicación:

14/10/2024

Escrito originalmente en:

inglés

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Vida cotidiana / Espacio público

Como el cuello infinito

Como el cuello infinito

Sigo arrastrando los pies, que cargan el día entero, pero se despegan de la acera y me voy elevando por la calle medio vacía. Por encima de papeles y colillas, de los coches aparcados en hilera. Por encima del escaparate de la tienda de marcos y molduras a punto de cerrar, del tintín de los vasos del Sabadelle, recién abierto, y del cartel luminoso del hostal Mar de Plata, que nunca se apaga.

Tres, cuatro, cinco metros. Sigo adelante, flotando entre edificios. Ya estoy a la altura de las ventanas del segundo piso. Paso tan cerca que podría hablar con los habitantes del inmueble. Escuchar el telediario con el hombre de la camiseta de tirantes, espachurrado en el sofá. Probar la sopa que hace rato que cuece, junto a la mesa de cocina del piso de estudiantes. Acariciar las toallas esponjosas que Pepa descuelga ya secas del tendedero de la galería.

Siete, ocho, nueve metros. Flotar me hace sentir libre. Desaparecen las líneas de los adoquines, se desdibujan las copas de los árboles y las tareas del calendario. Una multitud de lucecitas desenfocadas siembran el paisaje urbano, como si Seurat estuviera pintando el anochecer del siglo XXI: tiras de farolas amarillentas serpenteando las calles, los ojos blancos de los coches que vienen, y los rojos de los que van, la coreografía en bucle de los ciclos semafóricos.

Para mí, es el camino mágico a casa. No todas piensan que es mágico, quizás no son conscientes del privilegio de atravesar la ciudad en vuelo rasante. Pero ninguna de las personas que flotan a mi alrededor tiene prisa. Esto es. Esto tenemos en común. Hay quienes pasean de la mano, y quienes sostienen una correa. Hay quienes pausan su mente en el horizonte y quienes sudan el estrés del trabajo a toda leche. Perros que se persiguen. Autofotos temerarias. La chica de las ocho. Pero nadie tenemos prisa.

Es un camino flotante que envuelve el barrio a diez metros de altura. Como los aros de humo de un cigarrillo que se hacen exhalando. O los cinturones de asteroides de Saturno. Es un lugar comparable al High Line de Nueva York, pero sin gentrificar. Sin restricciones horarias ni polución. Con el poso de siglos de historias por encima. No es ningún jardín, pero sobrevuela el bosque sagrado, y puede pasearse sin detenerse, porque al ser un corro no tiene principio ni fin.

La chica de las ocho se abriga siempre con cuellos infinitos tejidos a crochet, y con gorros de lana. Con borla. Se los hace su madre. Hoy los lleva blancos, pero cuellos y gorros los tiene de muchos colores. Y siempre combinan, como si salieran de una misma paleta de otoño, de tierra mojada y hojas caídas. Siempre nos cruzamos a éstas horas, pero la oscuridad sólo deja descubrirnos cuando estamos muy cerca, con el tiempo justo de mirarse de reojo y esbozar una sonrisa. Porque para saber si alguien te mira a los ojos tú debes mirar también, simultáneamente. O para saber si se gira a ver cómo te alejas.

Yo no sé si se gira cuando me alejo, pero sigo adelante, por el camino mágico a casa, porque sé que en pocos minutos nos volveremos a cruzar sobrevolando el barrio. Hasta que de tantos pequeños instantes hagamos un buen rato.

 

* Referencias

Texto inspirado en la vida cotidiana de la muralla de Lugo como espacio público singular y extraordinario.

Imagen: Dibujo de Juan Creus Andrade para la publicación «Recinto. Lugo: historia y ciudad», 2014.

Palabras de:

Arnau Boix i Pla

Fecha de publicación:

26/09/2021

Escrito originalmente en:

catalán

Tags:

Vida cotidiana / Espacio público

El espacio no es neutral

El espacio no es neutral

L’ESPAI no és neutral.

L’espai no és NEUTRAL. 

L’espai NO és neutral.

Beirut, Mostar, Nicòsia, Jerusalem, Belfast

A cada una d’aquestes ciutats, els agents urbans van subestimar les tensions interètniques creixents fins que va ser massa tard i la violència es va estendre, provocant una segregació física. Tot i que les parets, les tanques i les “terres de ningú” que van resultar  d’aquestes tensions tenien un caràcter temporal, van acabar tenint un poder de permanència considerable, que va obligar les persones separades a enfrontar la vida «en estat de setge». En aquests casos, fins i tot, després que el món polític hagi signat la pau, les persones confronten pèrdues que estan més enllà de qualsevol compensació. En el camí cap a la divisió urbana, es trenca un contracte social entre l’estat i les persones.

Les ciutats dividides són un far que alerta a totes les ciutats en les quals la rivalitat entre comunitats amenaça el funcionament i la seguretat urbana. Totes les ciutats contenen línies de falla o fronteres ètniques que donen forma a barris “bons” i “dolents” i sentit local a “l’altra banda de les vies”.

Aquestes cinc ciutats estan vinculades per episodis de desenvolupament similars amb seqüències i patrons semblants. Els esdeveniments que van empènyer Belfast, Beirut, Jerusalem, Mostar i Nicòsia a travessar el llindar de l’apartheid ètnic, tenen molt en comú. No totes les fases que s’expliquen més endavant es troben a cada ciutat. Tot i això, poden ser indicadors considerables de la propensió a la segregació física, quan aquestes societats ètnicament diverses es troben en situació d’estrès i en una transició social important:

  1. Politització de l’etnicitat: fusió de la identitat política i ètnica a gran escala.
  2. Agrupació: si augmenten les pressions, les persones-membres d’una comunitat urbana amenaçada poden buscar clústers més petits i més homogenis ètnicament per protegir-se.
  3. Ampliació política: les ciutats dividides funcionen en part com a emblemes de lluites polítiques més grans en les quals els habitants dels enclavaments estan preparats per lliurar batalles que no serveixen directament als seus interessos personals.
  4. Traçat de la frontera: una vegada les comunitats ètniques amenaçades s’han retirat en grups homogenis i el terreny urbà s’ha convertit en territori polític, queda per traçar formalment les línies de batalla.
  5. Concretització: aquests límits traçats que separen els grups, es transformen de permeables a impermeables. Aquest, és un procés que es basa en un disseny i una execució intencionada. Aquests límits pretenien ser temporals en previsió d’intervenció diplomàtica, tot i que acaben existint durant dècades.
  6. Consolidació: una vegada que els límits ètnics s’han traçat i concretat a l’entorn urbà, el clima polític determina si les autoritats municipals augmentaran o contrarestaran el procés de divisió.
  7. Unificar, però no integrar: a causa de les grans ineficiències de la segregació física en un entorn dissenyat per a la cooperació de les persones, les particions urbanes poques vegades són sostenibles. Tot i que les barreres físiques es poden enderrocar fàcilment, les cicatrius socials i físiques que queden no desapareixen amb facilitat. Les seqüeles psicològiques de llargs períodes de violència i intimidació, generalment impedeixen que les persones que han viscut aquest període de divisió habitin de nou les zones antigament prohibides.

La ciutat dividida canònica continua estant dividida mentre es mantinguin les inseguretats que van conduir a la violència intergrupal. Tot i que les particions físiques generen nous problemes i intensifiquen les rivalitats interètniques per si mateixes, la seva eliminació és necessària però no suficient per a la creació de condicions més favorables i equitatives en el marc urbà.

* Referències 

  • J. Calame, E. Charlesworth, (2009) Divided cities, University of Pennsylvania Press
  • A. Oz, (1994) Israel, Palestine and Peace: Essays on a Paradoxical Situation
  • CCCB (2005) Breaking the wall: the social responsability of Palestinian and Israeli Academics and Intellectuals at Times of Violent conflict: An introspective Search
  • K. Chrysostomou (2013) Διακοινοτικές σχέσεις σε διαιρεμένες πόλεις: Η περίπτωση της Λευκωσίας (Relacions intercomunitàries en ciutats dividides: el cas de Nicòsia)
  • K. Chrysostomou (2016), Negotiating Cultural Identities in Post Conflict Spaces: The memorial landscapes of Nicosia
  • Fotos: Konstantina Chrysostomou, No man’s land in Cyprus

Palabras de:

Konstantina Chrysostomou

Fecha de publicación:

12/05/2021

Escrito originalmente en:

inglés

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Vida cotidiana / Espacio público

Calle Corona

Calle Corona

El carrer Corona s’ha fet estret. Ara, des de l’entradeta de casa, al número 21, sentim els pardalets a qualsevol hora del dia, veiem les veïnes trastejar a les finestres, i dóna un sol espectacular. Que segur que abans també donava, però no sabiem el seu horari de visita.

Estos dies l’hem arreglada, l’entradeta. Hem posat els nostres noms cal·ligrafiats a la bústia. Hem instal·lat una lleixa de castanyer, pulida i envernissada. És xicoteta, no fa ni dos pams de llarg, i està feta amb la fusta d’una antiga artesa de salar de vés a saber on. A la lleixa es recolza un test amb una heura ressuscitada, i hi penja un fanalet de vidre bufat, sostingut amb una xarxa de corda teixida amb molt d’ofici.

Eixim a l’entradeta a fer el cafè. Alhora, la veïna d’unes portes més enllà, la número 15, agrana primer i arruixa després la vorera de davant de sa casa, com per fer net després que tothom hagués marxat al tall a guanyar-se les garrofes. En realitat ningú no ha marxat de casa.

Com que el carrer s’ha encollit i estem més a prop, la conversa es fila més ràpid, i en un moment Adela ens està contant a nosaltres i a Miquel (asomat a la finestra del primer pis del 14), que quan ella era fadrina, el carrer també era així, petitó. I els veïns i veïnes el tancaven als cotxes per sopar juntes o per eixir a la fresca els vespres de bon oratge.

Miquel somriu, i atropella el relat amb el seu propi, de tantes ganes d’explicar els records que la història d’Adela li ha despertat. Al seu poble també tancaven el carrer Corona cada diumenge. Disputaven partides de pilota a mà. Jugaven a llargues, lo menos, quatre o cinc joves per banda. Mig barri s’hi acostava a veure la partida que, quan era senyalada, omplia l’aforament: voreres, finestres i balcons atapeïts d’ulls que seguien els tantos d’extrem a extrem del carrer. Quin gust vore’l tan plenet de gent! Que aplaudia i cridava. Que reia o feia carasses, segons el joc.

Nosaltres els comentàvem que quina sort que el carrer Corona s’haja tornat a fer estret. Que no cal ni tallar-lo als cotxes per xerrar una estona qualsevol. Que la lleixa i el fanalet vénen del nord, i que quina acció de cura tan bonica i tan poc reconeguda és netejar una part de la vorera de totes. Que també tenim arrels al sud, i que ens encantaria organitzar aquí mateix una partida de llargues en quant les circumstàncies ho permeten.

* Referències

Text inspirat en els estudis de Donald Appleyard sobre l’impacte del trànsit de vehicles en la vida veïnal:

Imatge: Reproducció digital del diagrama de les connexions socials al carrer (Appleyard, 1969).  Les línies representen conexions socials, i els punts identifiquen els llocs de trobada de la gent.

Palabras de:

Arnau Boix i Pla

Fecha de publicación:

26/04/2020

Escrito originalmente en:

catalán

Tags:

Vida cotidiana / Movilidad sostenible / Espacio público

Tu derecho a la ventana​

Tu derecho a la ventana​

Perfilava el traçat amb pinzell i una concentració desmesurada. Abstreta de tot el que passarà al seu voltant -que, per altra banda, era més bé poc- i absolutament determinada a completar el propòsit de decorar les finestres de sa casa. O, per ser més precisa, de decorar la façana de sa casa des de les finestres a tot el que li arribarà el braç, el pinzell i les imprudents -si no suïcides- acrobàcies que executava en favor del màxim alcanç de la pintura.

Xica, que cauràs! Li va etzibar un vianant des de la vorera d’enfront, tot aturant-se per mirar que el seu propi crit no en fos el detonant profètic. La pintora, molt calmadament, va completar el moviment circular del seu canell, apurant la darrera sucada. Va abaixar el genoll de l’ampit i, ja amb el seu centre de gravetat fora del va, al menjador de casa, es va girar cap al viaestant.

Li agrada? Va dir l’habitant. Els blaus solquen el mur com unes crineres pentinades amb rastrell, emergeixen de tot l’ample de la llinda, i s’allunyen del perímetre de la finestra, canviant de gruix durant el traçat, i completant dos voltes i mitja en forma d’espiral. Són uns blaus forts, foscos, que amb l’absorció de la paret es flanquegen de verd marí. D’aquest degradat germinen, amb naturalitat vivificant, fulles, branques, arbres, arremolinats amb el feix de filaments del pinzell.

Els colors són bonics… però eixa no és la bona qüestió. I quina és per vosté la bona qüestió? Doncs que estàs pintant el carrer sense permís. Estic pintant ma casa. Però sóc jo qui veu el que pintes, des del carrer, tu en canvi no ho pots gaudir. Crec que ací s’equivoca, jo gaudisc pintant-ho, gaudisc pensant que els veïns i veïnes ho poden veure, i jo mateixa ho podré veure quan isca al carrer… Els dos oradors suspiren alhora, les últimes quatre paraules s’han quedat impreses en l’aire i s’hi estan uns segons, com volent ser llegides per molta més gent. Però no hi ha ningú més al carrer, i s’esfumen.

Doncs també tens raó xica, pinta lo que vullgues. La veritat és que a mí m’agrada, i si tinguérem totes les cases decorades aixina, l’espai públic seria més alegre i acollidor. Pausa. Pensant-ho bé és una iniciativa preciosa, per què no pintes la resta de cases del carrer?

La proposta que em fa m’afalaga… però eixa no és la bona qüestió. Que jo em senta amb la llibertat de pintar-lo i vosté amb la llibertat d’opinar-lo ja fa l’espai públic més alegre i acollidor. Encara diria més, el fet mateix que vosté i jo estiguem mantenint aquesta conversa fa l’espai públic.

Ara és un somriure el que es queda imprès en l’aire, un de sol, compartit, reflexiu, còmplice, revelador. Fins que el triple xiulit d’un policia el fulmina. Final del partit. El viaestant mamprèn la marxa, l’habitant la pintura.

* Referències 

Text inspirat en l’obra de Friedensreich Hundertwasser i el seu activisme pel dret a la ciutat:

Imatge: Reproducció digital de l’obra Green Town (1973-1978), de Friedensreich Hundertwasser.

Paraules de:

Arnau Boix i Pla

 

Data de publicació:

13/04/2020

Escrit originalment en:

catalán

Tags:

Vida cotidiana /  Espacio público